Una poderosa explosión solar ocurrida el 15 de diciembre interrumpió las emisiones de radio en la Tierra. La explosión afectó la magnetosfera terrestre, impidiendo la propagación de ondas de radio.
La erupción, una explosión de plasma que alcanzó aproximadamente 1 millón de kilómetros sobre la superficie del Sol, generó una fuerte onda magnética que se dirigía hacia la Tierra. Al alcanzar la atmósfera terrestre, esta onda perturbó las ondas de radio, causando interrupciones en la comunicación.
La explosión afectó especialmente a las señales de radio de alta frecuencia, desactivando temporalmente las emisiones de radio de onda corta y la comunicación vía satélite en América del Norte y Europa.
Por ejemplo, en ciudades importantes como Nueva York y Washington, DC, en la costa este de Estados Unidos, algunas estaciones de radio tuvieron que suspender sus emisiones durante unas horas. Además, algunos canales de televisión por satélite y estaciones de radio basadas en internet también suspendieron temporalmente sus transmisiones.
Además, la explosión desencadenó la formación de auroras boreales o luces del norte. Las auroras se originan a partir de partículas cargadas del Sol que interactúan con la atmósfera terrestre. La erupción aumentó la cantidad de partículas cargadas que alcanzaron la atmósfera, haciendo que las auroras boreales fueran más brillantes y se vieran más extendidas.
El Sol produce regularmente explosiones y erupciones de plasma que pueden afectar la atmósfera terrestre, interrumpiendo la comunicación, las redes eléctricas y los satélites.
Los científicos anticipan un aumento en la actividad solar hasta 2025. Por lo tanto, es plausible que en los próximos años se experimenten explosiones solares más grandes y poderosas.