El golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) para reprimir el movimiento prodemocrático a raíz de la crisis de Sudán en 2019 supuso un gran cambio en el entorno político del país. El gobierno provisional establecido tras este golpe se enfrentó a la inestabilidad política y a diversos desafíos. En 2021, se produjo otro golpe de Estado, que avivó aún más las tensiones entre las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), aumentando la agitación política de Sudán y preparando el terreno para la guerra civil que comenzó en 2023.
El 15 de abril de 2023 estallaron los combates como consecuencia de las tensiones entre las RSF y las SAF. Los combates, que primero se intensificaron en Jartum y luego en otras ciudades, provocaron el desplazamiento de hasta 11 millones de personas en Sudán. A medida que empeoraba la situación humanitaria, las Naciones Unidas informaron de que más de la mitad de Sudán necesitaba ayuda humanitaria. A medida que se intensificaba el conflicto, la ONU y otras organizaciones humanitarias se esforzaron por enviar ayuda a Sudán, pero hubo dificultades para hacerla llegar debido a problemas de seguridad.
Debido a la guerra civil, la pobreza y el hambre dificultan aún más la vida de los sudaneses. Mientras las Naciones Unidas declaran que hay hambruna en Sudán, el Ministro de Agricultura sudanés afirma que no hay hambruna en absoluto. Además, la sequía y las inundaciones en algunas regiones han empeorado la situación humanitaria en Sudán, afectando gravemente a la seguridad alimentaria y al nivel de vida de la población.
Las bajas civiles en los enfrentamientos entre las dos fuerzas armadas son elevadas y esta situación se considera una violación de los derechos humanos. Las mujeres se enfrentan a graves problemas de seguridad en estos conflictos y con frecuencia son objeto de actos que violan sus derechos humanos, como violencia sexual, explotación y abusos. Estas mujeres no pueden expresar sus traumas por miedo a ser estigmatizadas en la sociedad.
Al mismo tiempo, 1,63 millones de mujeres sudanesas carecen de acceso a la atención sanitaria, 54.000 de las cuales están embarazadas y tienen dificultades para acceder a artículos de higiene. Naciones Unidas ha pedido que se tomen medidas urgentes para proteger a las mujeres y niñas de Sudán, que se aborde la inseguridad alimentaria y el acceso al agua potable. La ONU pide el fin del conflicto, pero las demandas de alto el fuego disminuyen día a día.
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