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La Unión Europea (UE) está acelerando la transición a flotas de autobuses eléctricos y propulsados por hidrógeno en el transporte público urbano, de acuerdo con los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero fijados en el marco de la lucha contra la crisis climática. De acuerdo con el Pacto Verde, la UE se propone reducir para 2040 las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90% respecto a los niveles de 1990 y hacer de Europa un continente con “emisiones netas nulas de gases de efecto invernadero” para 2050. En este contexto, se anima a los Estados miembros a invertir en proyectos de energías renovables.
El uso de autobuses eléctricos y de hidrógeno en lugar de autobuses de gasolina o diésel en el sistema de transporte público se considera un paso importante para reducir las emisiones. Según el informe de Transport & Environment, el 36% de las ventas de autobuses urbanos en la UE en 2023 serán autobuses eléctricos. Noruega, Eslovenia, Dinamarca, Irlanda, Finlandia, Dinamarca, Irlanda, Finlandia y los Países Bajos se aseguraron de que casi todas las ventas de autobuses urbanos este año fueran de cero emisiones. Se espera que en 2027 haya flotas de autobuses eléctricos en todas las ciudades europeas.
La UE quiere reducir las emisiones de carbono de los vehículos pesados para cumplir sus objetivos climáticos. Para 2030, el 90% de los autobuses nuevos vendidos en los países de la UE deberán ser de cero emisiones. Las matriculaciones de autobuses urbanos eléctricos aumentaron un 54% en 2023 y más de la mitad de las capitales europeas planean conseguir una flota de autobuses de cero emisiones para 2040.
Aunque la proporción de autobuses eléctricos en el transporte público está aumentando, el impacto económico de la pandemia del Covid-19 y la guerra en Ucrania pueden afectar a las inversiones de los gobiernos municipales. Según una encuesta de Eurocities, es posible que las inversiones en transporte público tengan que reducirse o posponerse debido a la inflación. Los expertos sugieren que se preste ayuda financiera a los centros de recarga y se autoricen a medio plazo algunos autobuses de gas natural.
Según un informe sobre las políticas y objetivos de la UE en materia de hidrógeno renovable, los objetivos son “poco realistas” y parece difícil que la UE alcance sus objetivos para 2030 en cuanto a producción e importación de hidrógeno renovable. Se critica a la Comisión por no tener una visión completa de las necesidades ni de la financiación pública disponible, ya que el establecimiento de una industria del hidrógeno requiere una gran cantidad de inversión pública y privada. (AA)
